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  • Foto del escritorApu Winery

La magia de los suelos de piedra caliza: cultivar uvas y elaborar vinos excepcionales



La interacción entre el suelo y la vid es una danza delicada que da forma a la esencia del carácter de un vino. Entre la miríada de tipos de suelo, la piedra caliza ocupa un lugar especial, reconocida por su capacidad para aportar condiciones óptimas para el cultivo de la uva y la creación de vinos excepcionales. Hoy exploraremos las cualidades de los suelos calizos de Apu.


La piedra caliza, una roca sedimentaria compuesta principalmente de carbonato de calcio, posee atributos únicos que contribuyen a su atractivo en la elaboración del vino. Su naturaleza porosa permite un excelente drenaje, asegurando que el exceso de agua se elimine rápida y eficientemente. Esta característica evita el encharcamiento, condición que puede dañar el sistema radicular de la vid e impedir su crecimiento. Al mantener el equilibrio perfecto de humedad, los suelos de piedra caliza fomentan el desarrollo saludable de la vid y contribuyen al vigor general del viñedo.


Más allá de su capacidad de drenaje, los suelos de piedra caliza también ofrecen una rica composición mineral. El calcio, el magnesio y otros minerales esenciales presentes en la piedra caliza infunden el suelo, agregando profundidad y complejidad al perfil de nutrientes de las uvas. A medida que las vides profundizan sus raíces en la piedra caliza, dibujan el terroir de la tierra, traduciéndolo en las características de las uvas. Esta relación simbiótica entre el suelo y la vid culmina en vinos que muestran un cautivador carácter mineral, contribuyendo a su complejidad y potencial de envejecimiento a largo plazo.


Los viñedos de Apu Winery, ubicados en elevaciones notables entre 2.850 y 3.300 metros sobre el nivel del mar, se benefician de las condiciones climáticas únicas que acompañan a la viticultura de altura. Las temperaturas frescas de la tarde y la abundante luz solar a estas alturas permiten que las uvas maduren lentamente y desarrollen perfiles de sabor intrincados, al tiempo que conservan una acidez vibrante. Combinada con la infusión mineral de los suelos de piedra caliza, esta ventaja de la elevación da como resultado vinos de finura y estructura excepcionales.


Esta armonía entre el suelo, la elevación y el oficio enológico produce vinos que reflejan la esencia cautivadora de su origen. Estos vinos tienen el sello distintivo de la influencia de la piedra caliza, un testimonio de la relación armoniosa entre la tierra, la vid y las manos que les dan forma.

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